A uno le duele,
 el otro tiene miedo,
están asustados.
 No saben como descansar en presencia,
en la acción,
en el salón de su casa.
Se sienten pequeñ@s
y no se ven.
Mírame, estoy aquí,
aún sin saber,
estoy.
Uno rechaza,
el otro huye y se preguntan
una y otra vez cómo quedarse.
Y así,
aprenden acogiendo a un pequeño
 perdido de sí mismo.
No saben amar,
lo van descubriendo.

Un día
se miran y se ven,
por eso eligen quedarse
sabiendo que no saben.
El miedo se desnuda
Se une el abrazo,
 se desvanecen
en un lugar donde no existen divididos.
El centro de su hogar se hace grande,
siendo lo que siempre fueron
y por alguna razón
dejaron de ser.
Uno,
sin saber.