El martes 10 de abril hizo cinco años que nació mi segunda hija, Amara, mi pequeño pedacito de Cielo.
Recuerdo como supe que estaba en Estado de Gracia, me cayó del Cielo como una lluvia de bendición
Cinco años después, re.cordando ando……..habitando esos momentos, y siempre, siempre, cada vuelta al sol me encuentro con algo nuevo.
Además de celebrar nuestro alumbramiento, estoy dando A Luz una frustración que me trae descanso.
Frustración porque el nacimiento de mi hija Amara no fué como me hubiese gustado, y más profundo aún, el dolor de creer que YO NO PUEDO.
Tirando del hilo hasta las aguas profundas de mi Mismo Uno, y a partir de aquí ya nada es personal, hemos nacido frustrados, probablemente las espectativas que traíamos al nacer, no fueron ni por asomo lo que nos hemos encontrado.
Nacemos al Amor, siendo Amor y nos encontramos con cualquier otra cosa……..no es esto frustante?
Hace un tiempo que vengo dándome cuenta que las energías que se mueve ante cualquier principio marcan una impronta,
marcan las energías con las que vamos a lidiar como desafíos y oportunidad para seguir creciendo.